Otra vez el verano nos ha traído éxitos para el deporte femenino y otra vez intentamos aprovechar los resultados, para hablar de ellas. Pero esta vez hay una diferencia en relación a éxitos anteriores, la entrada en escena de las más jóvenes Ellas han demostrado que no hay nada que las pueda frenar, que son capaces de triunfar sin medios, sin apoyos, y sobretodo, sin reconocimiento social.
Pero, a pesar de sus éxitos, nuestras jóvenes deportistas tienen muchísimas circunstancias en contra, aunque hay dos en concreto sobre las que quiero hacer una reflexión personal.
Por un lado la falta de visibilidad, el ostracismo en el que trabajan. Desde las grandes campeonas del mundo, hasta las cadetes luchando por un puesto en su equipo, todas necesitan hacerse ver y aquí es donde debemos aprovechar las facilidades que nos ofrecen las redes sociales para difundir su trabajo. Hablar de ellas, de sus entrenamientos, sus lesiones, sus sueños y su esfuerzo diario, las hace salir a la luz y ayuda a romper ese extraño pacto de silencio que rodea al deporte femenino. Cada RT o “me gusta” en una red social, es una ventana que abrimos para acercarlas a la sociedad.
Pero quizás el mayor problema con que se encuentran nuestras jóvenes deportistas, sea el educativo.
Está claro que la crisis ha llevado a nuestras grandes deportistas fuera de España, pero ahora empezamos a ver como las que se van son niñas todavía en formación, adolescentes que no buscan un trabajo, sino una forma de compaginar sus estudios con la práctica deportiva. Se marcha una generación a la que no veremos triunfar día a día porque no les damos la posibilidad de estudiar y entrenar. Darles esa posibilidad es trabajo de gobierno e instituciones, pero también del resto de la sociedad. Aquí nadie las valora, sus triunfos son subestimados en relación a los de los chicos y su esfuerzo incluso es tomado a broma en muchas circunstancias.
Podemos buscar mil culpables, pero es responsabilidad de todos que la igualdad en el sistema educativo y en la sociedad sea real, que nuestras jóvenes deportistas se sientan queridas y respetadas, que en los colegios se les apoye y se valore su esfuerzo, que el echo de hacer deporte y ser mujer, no sea una desventaja y que se facilite el compaginar los viajes y concentraciones, con algo tan sencillo como recopilar después los apuntes perdidos esos días. Es responsabilidad de todos, sentirnos orgullosos de ellas, hacerles llegar nuestro apoyo y reconocimiento a cada una de las adolescentes que dedican el 90% de su tiempo libre a entrenar y luchar por sus sueños.
Deporte y educación deben ir unidos con el fomento de la igualdad como pieza fundamental y debemos aprovechar del deporte tanto sus valores intrínsecos como su capacidad única para la consolidación de esa igualdad en nuestra sociedad.
Toda la comunidad educativa, debería apoyar el desarrollo de una ley en favor del deporte femenino, no solo a nivel de élite, sino una ley progresiva y ajustada a la edad y nivel de la deportista; una ley que haga más fácil el camino y que involucre desde la escuela hasta la universidad.
Y la sociedad debe asumir la importancia que el deporte tiene en la consecución de la igualdad, que si nuestras jóvenes tienen que irse fuera de España, sepan cuanto las echamos de menos y que esta sociedad hará todo lo que esté en su mano para que puedan regresar a tiempo de poder disfrutar con ellas del espectáculo del DEPORTE FEMENINO.
Por Cristina Carballo
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