sábado, 21 de septiembre de 2013

Mujer y rugby

Nos conocemos en la universidad aunque estamos creando un futuro diferente. Un presente evolucionado, un presente cambiante. Nos conocemos en la universidad pero el flechazo es tal que nos quedamos de por vida. Hay muchos factores por los que creemos que este deporte es especial; el círculo social que mueve el rugby es un círculo inclusivo, es un círculo integrador. Es un mundo mentalmente sano, en el que los valores reinan por encima de todo, incluso del resultado. No hablo de nivel, hablo de principios, de valores, de bases, de filosofía. Juegues la copa del mundo o juegues en cantarranas el rugby significa lo mismo. Aquí todas somos importantes, nadie es imprescindible pero todas aportamos, cada una tiene su función, su valor. Como género humano somos iguales, como jugadores de rugby valemos lo mismo, marques más puntos o menos, porque es el deporte de equipo por excelencia. No se sobrevalora, se entiende que el trabajo más importante es el desarrollado por el colectivo y que las mejores individualidades nacen de él; son por y para el equipo.

Además el respeto a esas propias compañeras, el respeto al rival, el respeto a las normas y las leyes de juego por encima de todo, al árbitro, los espectadores e incluso, a tí misma… el respeto es el valor fundamental del rugby y eso se traduce dentro y fuera del campo. Por eso es tan especial.

No podemos olvidar el disfrute, y es que aunque es una actividad muy compleja, un mundo peculiar, y el juego en si es, de gran dificultad, lo que prima es el disfrutar. El rugby despierta pasiones, crea entusiasmo en las personas, crea lazos muy fuertes que ni siquiera los años pueden destruir; también lo demostró Mandela uniendo a su país. Compartir las sensaciones de un placaje o de una melé no tiene nombre, es muy difícil explicarlo con palabras. Sin embargo, las emociones que se transmiten, las emociones que vives se guardan para siempre.

El rugby no es ni masculino ni femenino, es rugby. Aunque si queremos encontrar alguna diferenciación del contexto real, podemos sacar un balance muy positivo de las dificultades de contexto de la práctica de las mujeres. Por cultura social, el deporte femenino, aunque emergente, se engloba en un entorno con escasos medios y recursos económicos, lo que nos hace encontrar lo mejor de nosotras mismas para poder hacer frente a la adversidad, a las dificultades a un terreno complicado… Ésto se puede utilizar para criticar la situación, para asentarse en la comodidad de la frustración e incluso sentirse una victima más de la sociedad… o por el contrario, ver el vaso medio lleno de agua, medio lleno de aire y abrirse a los aprendizajes que el camino con murallas implica, la necesidad de una dedicación y una lucha sin límites, una vez conocido el Sueño, la acción marca la diferencia. Cuanto más complicado, mas deseo, mas empeño, mas implicación. Éste es el carácter, para mí , del deporte, del rugby “femenino”.

Por Patricia García

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